25.12.07

Todavía queda una semana en el calendario…

…y mientras otros hacen las maletas y hablan en pretérito del año aun presente, yo me encuentro escribiendo estas líneas que en principio iba a mandar por mail pero decidí publicar aquí.

Probablemente el fin de año represente trastornos para todos en alguna medida. Algunos nos vemos acosados por el fantasma de los compromisos pospuestos, esos que habitualmente se dejan “para el final”, “para hacerlos con tranquilidad”, o como hubiera expresado Roberto Gómez Bolaños en la voz de El Chavo, “para hacerlos toditos en montón a fin de año”. Lo único lamentable es que ese final o el momento de tranquilidad no llega, mientras si lo hace el fin de año, el inminente cambio en el calendario, como infranqueable límite para nuestras dilaciones, de modo que todos podamos realizar los balances correspondientes. Y está bien que así sea. En lo personal, solo desearía engañarme menos con la idea de que el tiempo se hace un espacio en estas fechas como si pudiera dejar de correr a la velocidad que siempre lo hizo. El continuum temporal podrá desearnos felices fiestas pero definitivamente no se detiene a mirar en nuestro calendario.

Otro tipo de trastorno estacional se produce en el trabajador de clase media, ese esclavo asalariado que odia visceralmente su trabajo, a sus jefes y que en esta época decide que debe descomprimirse de su “box” endeudándose para comer en dos días el presupuesto de un mes, alquilar aunque sea una choza en la costa al precio de un palacio y pasar 15 días cerca al mar porque algo le dice que esa es la forma de recompensarse tras un año de rutina mientras se repite mentalmente que “para algo se desloma trabajando todo el año, caramba”. Los once meses que siguen tendrá que pasar bastantes privaciones para pagar los gastos realizados en menos de un mes pero seguramente se consuele pensando “¿quién te quita lo bailado?”. Por mi parte, no me importa sonar materialista, pero no me gusta la idea de pasar el año privándome de lo que necesito. He vivido ya muchas privaciones y sería absurdo seguirlas viviendo ahora por elección propia. Como a muchos, me encanta viajar, y aunque no sea mi prioridad en este momento, cuando realmente necesité “cambiar de aire” fui capaz de hacerlo sin gastos dispendiosos. Por otro lado, detesto los destinos comunes: “El mar o la montaña” atreven apenas a enunciar aun las agencias de viajes a la hora de hablar de preferencias. Habiendo tanto para conocer, y tan solo en esta bendita tierra (para que no se me acuse de soñar con viajes exóticos) es una terrible señal de miopía que haya que elegir entre las ciudades balnearias (Mar del Plata, Villa Gesell, Pinamar, etc.) y Tilcara. Las primeras atosigan anunciando cada nuevo año que han superado el “record de visitas”, cosa que sólo demuestra que la gente no tiene sentido común para irse a meter a un lugar donde difícilmente pueda descansar y que probablemente le haga extrañar más todavía la ciudad (por cierto, quienes vivimos en una ciudad que no es destino turístico durante la temporada veraniega sabemos que en estos meses la urbe respirará paz cuando todas las actividades entren en receso y gran parte de la población haya migrado). La segunda es el cliché de “la montaña” y no tendría nada en contra si no fuese porque también se ha convertido en una suerte de destino fashion alternativo al que acude cada vez más gente.

Mi idea de vacaciones entonces es la siguiente: esparcimiento. Divertirse y apartarse de lo cotidiano es el mejor descanso. Enfrentémoslo: si estamos realmente hartos de habernos visto las caras todo el año ¿Para qué visitar un ecosistema que reúne a toda la fauna local? Por otro lado, si el “descanso” implica demasiada planificación, un esfuerzo extra para poder disfrutarlo y un compromiso gravoso para el resto del año, entonces no es tal. Es que para divertirse también es necesario tener un poco de creatividad, algo que no puede pedírsele a la masa, esa especie de monstruo temible por momentos y de mascota poco inteligente por otros a la que siempre terminamos aludiendo en este espacio.

Pero cada quien con lo suyo. Punto aparte.

Todo esto para decir que este año mis vacaciones serán cortas y trataré de aprovecharlas lo mejor posible. Desde el último post y por un tiempo considerable tuve la computadora de casa encaprichada y, entre otras cosas, no me dejaba entrar a la mayoría de los weblogs (entre ellos el mío). Pero nada puede resistir al mítico “format c:”, el comando para hacer “borrón y cuenta nueva”, tan solo hay que disponer de tiempo para restablecer luego todas las cosas como estaban.

Les deseo una feliz Navidad a los lectores de este weblog que además cumplió un nuevo año, con menos posteos que los anteriores (convengamos que podríamos abrirlo por primera vez desde el año pasado y leer todo de una sentada) pero con la firme intención de revertir este hecho el nuevo año.

Solo eso, estimados. Aprovecho para compartir unos cuantos videos navideños hallados en YouTube de temas conocidos y otros no tanto pero que conforman mi eclecticismo musical. Hay para todos los gustos, así que espero que los disfruten. ¡Felices Fiestas!

Waldo De Los Rios – Adeste Fideles (O Come, All Ye Faithful), Pequeño Belén (O Little Town Of Bethlehem) & La primera Navidad (The First Noel)

Ian Anderson & Band – God Rest Ye Merry Gentlemen

Jethro Tull – Ring Out, Solstice Bells

Shania Twain – All I Want for Christmas (Is You)

Eagles – Please Come Home For Christmas

George Thorogood, Hank Carter – Rock and Roll Christmas

Nat King Cole – The Christmas Song

Santalum

Volvieron los días fríos y con ellos la acuciante necesidad de recordar su calor. Miradas indirectas de sonrisas ignorantes, inconscientes d...